El síndrome del impostor es un conflicto psicológico en el que la persona, por más habilidades que tenga, es incapaz de reconocerlas y valorarlas como merece e infravalora los logros, quitándoles mérito y dudando de sus propias capacidades.
A pesar de que haya pruebas de sus capacidades, cuesta ver el resultado positivo e incluso la persona se puede considerar «un fraude» (de ahí el nombre del síndrome del impostor) al sentir que no lo hace correctamente o que su desempeño nunca es suficiente.Desmerece sus logros y no se siente satisfecho/a con lo que consigue, teniendo la creencia de que no es apto/a para las actividades que lleva a cabo. Se puede aplicar tanto en el ámbito laboral como en el personal.
El síndrome del impostor te lleva a sentir que no mereces los logros que tienes en tu vida, sientes que tus habilidades no son suficientes, que no estás preparado/a, que no lo haces suficientemente bien. Dudando continuamente de tus capacidades y habilidades.
Principales causas del síndrome del impostor
- Autoestima baja.
- Falta de seguridad y confianza en uno mismo.
- Inseguridades causadas por experiencias vividas anteriormente, que no han sido sanadas.
- Haber recibido muchas críticas durante la infancia y la adolescencia.
- Creencias arraigadas de cómo se puede llegar al fracaso si no se toman buenas decisiones (lo que crea miedo a decidir y presión ante ese posible fracaso).
- Presión excesiva durante la infancia y adolescencia por cumplir expectativas.
Principales síntomas del síndrome del impostor
- Insatisfacción constante.
- Sentimiento de NO merecimiento.
- Temor constante de ser visto como un fraude.
- Dudas recurrentes acerca de las capacidades propias y habilidades.
- Tristeza, depresión y desesperanza, asociados a que nunca alcanzarán sus metas y sueños.
- Expectativas de fracaso ante situaciones importantes.
¿Cómo gestionarlo?
Cuando está muy arraigado es mejor trabajarlo en terapia porque hay creencias limitantes que es importante desmontar y transformar por otras sanas.
Pero puedes aplicar los siguientes pasos:
- Identifica los pensamientos que tienes de «impostor». Ponlos por escrito. Y piensa si tienes la certeza absoluta de que sean verdad y qué pruebas reales tienes de ello.
- Cambia el enfoque qué les estás dando. Usa otras palabras. El lenguaje crea realidades. Podemos decir las cosas de un modo que sea menos destructivo y dañino.
- Apunta qué fortalezas, capacidades y habilidades tienes. Si salen pocas, piensa en situaciones que han salido bien, y qué recursos usaste en esas situaciones.
- Afronta el momento que te da miedo. Posponiéndolo, lo agrandamos más, le damos más peso del que tiene.
Eres capaz de todo mientras una única persona no dude de TI. Y esa persona eres TÚ.
Eres tu mejor apoyo porque solo tú sabes lo que te ha costado recorrer tu camino.
No dejes de creer en ti, y si necesitas ayuda, no dudes en pedirla.
¿Te sientes identificado/a?
¿Estás sufriendo el síndrome del impostor?